Tuesday, January 23, 2007

La aventura del Poseidón


El aire salado golpeaba mi hermosa nariz judía cual aleta dorsal de escualo. Las gaviotas entonaban la marcha Radetzky y mi corazón latía. Latía porque al final el consejero, el Varela, el jefe, nos había invitado a dar un paseo en su barco. La nave se mecía mientras yo hablaba con la mujer (la Varela) y sus hijas (las Varelitas). Realmente el jefe es un tío carismático, de eso no cabe la menor duda. Hablaba con la Varela sobre medicina (ella es médica), sobre la vida en Angola (30º el 21 de enero, repetía como un salmo). En esto que el motor ruge y el barco muge. Avanzamos poco a poco. Las niñas se acojonan un poco. La bahía es un cementerio de barcos. Encallados, viejos y oxidados. Pasan diez minutos. La boca me sabe raro. Mmm, sabe como a bilis. Me digo que es por culpa de la taja q me cogí el día de antes. El puto barco salta como un canguro con nandrolona. Me siento fatal. Respiro profundo. Los pulmones lo agradecen, el problema es q lo q me duele es el estómago. El Varela, gran conocedor de las debilidades humanas, detiene el barco para q nos demos un baño en mar abierto. Mis miedos derivados de "Tiburón" me dan igual, tengo q escapar de esa embarcación infernal. Frío. Calmado. El mar está increible. Continuamos la marcha. El jefe se dispone a contarnos una aventurilla de una becaria. La boca me sabe aún más raro. Así q delante del Consejero de la Oficina Comercial de la Embajada empiezo a potar. Me pongo en un lateral del barco. Poto y poto, el potar no se va a acabar. Me digo a mi mismo q si en ese instante pica algún pez en las cañas q tenemos echadas, pues q se lo va a comer rita. Uf. Respiro. Me encuentro mejor. Me doy la vuelta. El Varela me sonríe y dice, bueno, ahora a comer. ¿Y q saca? Pues una deliciosa Torta del Casar. Un queso delicioso pero con un tufo a pies que humilla al de cabrales. Parte un trozo. ¿Tu no vas a querer no? Mi estómago salta y salta. Creo q ni siquiera el Prestige hizo tanto daño al mar como yo este domingo.
Nunca seré un buen marinero, otra cosa más para la q no valgo. Pero me dá igual. Cuando llegué a tierra firme, volví a recuperar mi condición humana. La vuelta fue mejor. La foto es de ese momento. He perdido unos kilos y cogido músculo. Estoy tela de bueno. Ya sabeis. Dejadme vuestros números de teléfono.
(ya publicaré la foto, mi asesor personal no lo recomienda en este momento)

4 Comments:

Blogger emereci said...

Jajajaja, cómo te entiendo!
Yo una vez le cobré una cantidad indecente de dinero a la BBC en concepto de "apoyo a la producción" de un documental sobre la pesca en la UE y lo primero que hice ante mi jefe fue potar en la ría de Vigo desde las cinco de la mañana hasta las doce de mediodía non stop.
Hice grandes amigos entre los marineros, eso sí.
Y ahora simpre siempre siempre llevo droga contra el mareo encima. Te duerme, pero conservas la bilis en su sitio.

5:51 AM  
Blogger Capitán Cook(ing) said...

Ayyyy, marineritos de agua dulce...nosotros, los australianos, estamos hechos a las inclemencias meteorológicas y por tanto nuestra bilis marsupial resiste como ninguna las embestidas de las olas. Drrogas solo en discoteca, qué quierrres?

2:38 PM  
Blogger Ana G. Méndez said...

eso te pasa por tener la aleta dorsal mal colocada, pero me gusta tu estilo, diciéndole a la cara a la patronal lo que opinas de ella. por cierto, te aconsejo un paseito en barco por el río moscvá, que a -15º se está empezando a congelar y los barcos se mueven menos ;).

9:10 AM  
Blogger Ana G. Méndez said...

eso te pasa por tener la aleta dorsal mal colocada, pero me gusta tu estilo, diciéndole a la cara a la patronal lo que opinas de ella. por cierto, te aconsejo un paseito en barco por el río moscvá, que a -15º se está empezando a congelar y los barcos se mueven menos ;).

9:12 AM  

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