Saturday, July 21, 2007

El amor como origen del monstruo


La pérdida de la humanidad que conlleva la transformación del personaje en mostruo solo puede tener como origen el amor. Es el deseo de amar lo que fortalece al individuo y le permite sacrificar todo lo que en él es racional y duradero. Al escoger la naturaleza monstruosa, se escoge el amor y la mortalidad. Pues el pre-monstruo es en todo consciente y no ignora que su osadía se paga con la muerte.

Mas encuentra justo el precio. El recuperar una amor desaparecido en la vieja Europa, la necesidad de sentir la realidad (amor por vivir) en las oxidadas articulaciones de una creación, en el amor por la perfección de un pueblo que nunca lo fué y que nunca duró los 1000 años. La variedad de rasgos y formas de los monstruos comparte siempre ese deseo de amar. En "De lo bello y de lo triste", Kawabata presenta uno de los personajes más grotescos que he conocido. La hermosa Keiko se transforma por el amor, o por el temor de perder ese amor, en un animal sangriento carente de humanidad y compasión. A veces es un amor por uno mismo, lejos del mito de Onás y sí encuadrado en Cronos, el amor por la autoconservación que obliga a devorar lo que amenaza la existencia.

Si algo se puede extraer de los monstruos es su grandeza humana. Es su extrema sensibilidad lo que les impulsa a la locura y a los actos aberrantes. De no sentir de manera tan aguda y real, de dejar que la razón y la lógica refrenase su deseo, nunca saltarían por el abismo de la deformidad. El amor, en cualquiera de sus formas, es para ellos recompensa suficiente para olvidar su vida.

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